5.8.07

Ocio

Las tardes de agosto en Badajoz no son precisamente animadas.

Es una de las razones por las que ayer, sin nada mejor que hacer, me acerqué a Elvas a ver un partido de baloncesto.

Hasta ahí casi todo normal. Pero es que el partido era un Portugal - Georgia de selecciones, un coñazo, por cierto, y es cuando uno comienza a preguntarse a 37º dentro de un pabellón, qué carajo hace allí. ¿Es mono de baloncesto, que hace ya dos meses que acabó la temporada? ¿Es por el frustrado fichaje de esta semana, que intento ver baloncesto/otro baloncesto? ¿O es simplemente que soy un freak?

Creo que era el único español entre las casi mil personas que se juntaron allí, cosa que aproveché para hacer de extranjero en un país extranjero, intentando hablar el idioma local y comprando dulces típicos de la zona ya para ejercer totalmente de freak, y que el cajero del intermarché, viendo mi dominio del portugués, me libre de la vergüenza diciendome que no me preocupe, que puedo hablar castellano (español dicen ellos), que lo entiende perfectamente, dando la razón a los cabrones que suelen ir conmigo a cenar a la Casa do Alentejo y que se quedan callados cuando toca pedir para verme intentar hablar en un idoma que no es el mío y no domino, para poder descojonarse a gusto.

Lo dicho, que las tardes del diablo son ociosas




Por cierto, el 9 del banquillo georgiano es Viktor Sanikidze, y juega en Estudiantes